PRUEBAS ESPECÍFICAS PARA ANIMALES SOSPECHOSOS DE PADECER UNA EET

PRUEBAS ESPECÍFICAS PARA ANIMALES SOSPECHOSOS DE PADECER UNA EET
         
            El objetivo del examen neurológico es determinar si hay una lesión en el sistema nervioso y en el caso de que la haya localizarla anatómicamente.

            El primer paso es realizar una anamnesis completa del animal sospechoso: raza, sexo, edad, genética, etc. La historia clínica nos dará información muy valiosa sobre el inicio de la enfermedad y el curso de la misma. En estas enfermedades la información que nos puede aportar la persona que está más en contacto con los animales (granjero, cuidador…) es de gran importancia ya que los primeros signos clínicos suelen ser no neurológicos, como la pérdida de peso y las alteraciones en las pautas de alimentación.

            La exploración completa del animal incluyendo un examen físico general y una valoración del sistema músculo-esquelético es muy importante para descartar posibles problemas no neurológicos.

            Si se tienen sospechas de un déficit neurológico realizaremos el examen neurológico del animal. Este tiene como primer objetivo determinar la localización anatómica de la lesión. Esta localización de la lesión junto con la historia clínica del animal (inicio y evolución del cuadro neurológico) nos permitirán establecer un listado más o menos extenso de posibles diagnósticos. Si es necesario, entonces aplicaremos otras pruebas diagnósticas complementarias que nos ayudarán a llegar a un diagnóstico definitivo.
            Basándose en el hecho de que un elevado número de animales que padecen este tipo de enfermedades responden de manera exagerada a ciertos estímulos (visuales, táctiles y/o auditivos) a continuación se indican algunas  pruebas complementarias al examen neurológico clásico, que pueden servir como guía de actuación  ante la declaración de una sospecha clínica de EETs:

Estímulos visuales

-   Prueba del acercamiento de la mano
-   Prueba de la carpeta
-   Prueba del flash

            Durante la ejecución de estas pruebas el animal debe de estar quieto, preferiblemente sólo y de cara al clínico. El estímulo visual se aplicará tres veces en intervalos de cinco segundos aproximadamente.
           Una respuesta alterada y sospechosa sería un episodio o una combinación de los siguientes episodios:
Temblores
Movimientos exagerados de los pabellones auditivos
Estornudos
Lamidas continuadas de los orificios nasales
Bostezos
Bruxismo
Sacudidas del cuello y de la cabeza
Signos de agresividad
Signos de miedo (huida)

Estímulos auditivos


-   Prueba de la palmada
-   Prueba del sonido metálico

            Durante la realización de estas pruebas el animal debe estar tranquilo y preferiblemente sólo pero, a diferencia de la valoración de la respuesta a estímulos visuales, el clínico debe situarse fuera del campo de visión del animal. El estímulo se aplicará tres veces y en intervalos de cinco segundos. Una respuesta sospechosa sería un episodio o una combinación de los episodios expuestos en el punto anterior (estímulos visuales).

Estímulos táctiles

-   Valoración de la sensibilidad facial.
-   Valoración de la sensibilidad del cuello y espalda.
-   Prueba del  palo flexible (flexible stick test)
-   Prueba del rascado (scratch test)

            La prueba del palo flexible para la especie bovina se lleva a cabo con el animal recluido en un potro para evitar posibles accidentes.

             Un comportamiento nervios sería sospechoso aunque se debe tener en cuenta la posibilidad de la existencia de experiencias negativas previas que pudiesen alterar los resultados (extracciones de sangre, vacunaciones, etc.). Es importante tener experiencia en el manejo de estos animales para diferenciar una respuesta alterada de una normal.
           
            La prueba de rascado consiste en la aplicación de un estímulo táctil en diferentes áreas del animal y una respuesta sospechosa sería el desencadenamiento de unas acciones estereotípicas: movimientos de cabeza y cuello, movimientos de labios, lamidos, movimientos corporales…

            En resumen, los rumiantes que padecen encefalopatías espongiformes transmisibles pueden presentar una serie de signos clínicos que pueden dividirse den dos grandes grupos:
-        Signos neurológicos: alteraciones del comportamiento y del estado mental (depresión, miedo, agresividad), alteraciones en la sensación (reacción exagerada a ciertos estímulos), alteraciones en la postura, alteraciones de la marcha (ataxia, paresia), aparición de temblores, dificultad o incapacidad de reincorporarse, episodios de colapsos, etc.

-        Signos no neurológicos: pérdida de peso y de condición corporal progresiva, prurito, alteración de la calidad de la lana y pérdida de la misma y aparición de lesiones cutáneas en pequeños rumiantes.

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